Las fiestas fakes del Renacimiento: «Después de retirar el cadáver, es costumbre que el asesino se retire también»
El libro 'Leonardo's kitchen note books', publicado en España por la editorial Temas de hoy en 1999, es el origen de una infinidad de artículos en internet y en libros de anécdotas que atribuyen a Da Vinci un disparatado reglamento de normas para la corte milanesa

El florentino Leonardo Da Vinci fue escultor, pintor, arquitecto, ingeniero militar y, curiosamente, también organizador de festejos durante una época. El florentino experimentó con las técnicas culinarias y en Milán se encargó de las fiestas de su señor Ludovic Sforza. Además, durante su etapa ... francesa, al servicio de Francisco I, llevó su faceta gastronómica a lo que hoy denominaríamos un dieta vegetariana.
Los banquetes y festines de todo tipo eran, en la sociedad renacentista, otra forma de competición entre grandes hombres que querían presumir de ostentación y también una buena ocasión de deslizar ciertas sustancias incompatibles con la vida en el plato de los comensales más odiados. Las fiestas eran manifestaciones visuales de la político: visitas de soberanos, eventos, matrimonios, fiestas religiosas, donde los juegos y los cortejos eran seguidos de grandes banquetes para celebrar el triunfo de la vida y el amor sobre la muerte y la oscuridad.
Da Vinci se encargó de organizar muchas de estas fiestas milanesas, pero resulta difícil conocer sus gustos (preferiblemente verdura y fruta) y su estilo. Gran parte de los escritos de este prolífico autor sufrió extravío a causa del carácter bohemio del artista y su enorme volumen. Su genio hace probable que inventara técnicas y platos por el camino que revolucionaran, como otros campos, las cocinas, pero resulta imposible saberlo. La fuente que se suele citar, el 'Codex Romanoff', escrito supuestamente en 1490 como un compendio de recetas y normas de etiqueta a la hora de sentarse a la mesa para evitar «ciertos procederes indecorosos que debe evitar todo invitado», es más falso que un duro sevillano.
El libro 'Leonardo's kitchen note books', publicado en España por la editorial Temas de hoy en 1999, es el culpable de la popularidad de este falso codex, origen de una infinidad de artículos en internet y libros de anécdotas que atribuyen al italiano el invento de máquinas inverosímiles para mantener el vino frío, para hacer spaghetti (los llamó 'spago mangiabile', cuerda comestible) y hasta de cortadores mecánicos.
La pareja de historiadores británicos autores del libro, Shelagh y Jonathan Routh, usaron muchas de las recetas de cocina del Renacimiento y las maneras terribles de comportarse en la mesa que se conocen por otras fuentes para ponerlas, en tono humorístico, en boca de Da Vinci y crear la divertida ficción de que estaban incluidas en un manuscrito suyo olvidado. La broma pretendía ser tan evidente que el libro se presentó a la prensa el día de los inocentes (que allí se celebra el 1 de abril) del año 1987, pero el bulo se ha extendido como la pólvora en estos años.
La premisa es que se trataba de un supuesto manuscrito original de Da Vinci, hallado en la década de los 80 del siglo pasado
La premisa de los historiadores es que su fuente de información era una reproducción de un manuscrito original de Da Vinci, hallado en la década de los 80 del siglo pasado, bautizado como 'Codex Romanoff' y guardado en el museo de l'Hermitage de San Petersburgo después de que un tal Pasquale Pisapia copiara a mano las notas originales. Sin embargo, resulta fácil descubrir que el codex no existe ni se encuentra en el museo ruso.
Divertidamente falsas
Aunque sean falsas, las divertidas normas de comportamiento definen bien lo que era una fiesta en el Renacimiento y tiene un valor didáctico una vez retirados los elementos más histriónicos. Aquí unos cuantos ejemplos de las normas anotadas supuestamente por Da Vinci en el codex:
-La costumbre de mi señor Ludovico de amarrar conejos adornados con cintas a las sillas de los convidados a su mesa, de manera que puedan limpiarse las manos impregnadas de grasa sobre los lomos de las bestias, se me antoja impropio del tiempo y la época en que vivimos. Además, cuando se recogen las bestias tras el banquete y se llevan al lavadero, su hedor impregna las demás ropas con las que se lava.
–Ningún invitado ha de sentarse sobre la mesa, ni de espaldas a la mesa, ni sobre el regazo de cualquier otro invitado.
–Ningún invitado ha de poner la pierna sobre la mesa.
–Los invitados tampoco han de sentarse bajo la mesa en ningún momento.
–No ha de tomar comida del plato de su vecino de mesa a menos que antes haya pedido su consentimiento.

–No se debe utilizar el cuchillo para hacer dibujos sobre la mesa.
–No ha de morder la fruta de la fuente de frutas y después retornar la fruta mordida a esa misma fuente.
–No ha de escupir frente a ningún comensal, ni tan siquiera apartando su cara a un lado.
–No ha de pellizcar ni golpear a su vecino de mesa.
–No ha de hacer ruidos de bufidos ni se permite dar codazos.
–No ha de poner los ojos en blanco ni poner caras horribles.
–No ha de poner el dedo en la nariz o en la oreja mientras esté conversando.
«No ha de conspirar en la mesa (a menos que lo haga con mi señor). Ni secretos ni hablar al oído»
–No ha de tocar el laúd o cualquier otro instrumento que pueda ir en perjuicio de su vecino de mesa (a menos que mi señor así se lo requiera).
–No ha de cantar, ni hacer discursos, ni vociferar improperios ni tampoco proponer acertijos obscenos si está sentado junto a una dama.
–No ha de conspirar en la mesa (a menos que lo haga con mi señor). Ni secretos ni hablar al oído.
–No ha de hacer insinuaciones impúdicas a los pajes de mi señor ni juguetear con sus cuerpos.
–Tampoco ha de prender fuego a su compañero mientras permanezca en la mesa.
–No ha de golpear a los sirvientes (a menos que sea en defensa propia).
–Si se encuentra mal y ha de vomitar, entonces debe abandonar la mesa.
–Si hay un asesinato planeado para la comida, lo más decoroso es que el asesino tome asiento junto a aquél que será el objeto de su arte (y que se sitúe a la izquierda o a la derecha de esta persona dependerá del método del asesino), pues de esta forma no va a interrumpir tanto la conversación si la realización de este hecho se limita a una zona pequeña.
–Después de que el cadáver ha sido retirado por los servidores, es costumbre que el asesino también se retire de la mesa, pues su presencia a veces puede perturbar las digestiones de las personas que se encuentren sentadas a su lado, y en este punto un buen anfitrión tendrá siempre un nuevo invitado, quien habrá esperado fuera, dispuesto a sentarse a la mesa en este momento.
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